Cómo vivir la Cuaresma
Durante este
tiempo especial de purificación, la Iglesia nos propone unos medios concretos para
ayudarnos a vivir la Cuaresma:
1. Oración.
Estado
indispensable para el encuentro con Dios. Mediante la oración el creyente entra
en diálogo íntimo con el Señor dejando que la gracia divina penetre su corazón
y, al igual que María se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su
respuesta libre y generosa (Lc 1,38).
2. Escucha y la meditación de la Palabra de Dios.
La asistencia
frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía,
así como la práctica del ayuno, según las posibilidades de
cada uno.
El ayuno, la
penitencia y la renuncia de ciertas cosas legítimas, es en sí mismo un medio
concreto para vivir el espíritu de desapego y desprendimiento de la Cuaresma. Es
pues, ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas; aceptar
con humildad, gozo y alegría las adversidades que se nos presentan a diario.
De entre las
distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la
caridad ocupa un lugar especial. "Estos
días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad;
si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser,
debemos poner un interés muy especial en la adquisición de esta virtud, que
contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados" (San León Magno).
Esta vivencia
de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más
cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo
en el otro "el bien más precioso y
efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana"
(Juan Pablo II).
Actitudes de la
Cuaresma
1. Arrepentimiento
y confesión de los pecados.
Pensar en qué
he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si realmente
estoy arrepentido. Busca el tiempo para llevarla a cabo.
2. Luchando por
cambiar.
Revisión de mi
conducta para conocer en qué estoy fallando. Hacer propósitos de cambio para
cumplir día a día y hacer una revisión por la noche para saber si lo he logrado.
Ha de ser un plan realista, práctico y concreto para poderlo cumplir. Si
proponemos demasiados cambios será difícil cumplirlos. Es preferible ir poco a
poco.
3. Haciendo
sacrificios.
Hacer un
sacrificio (del latín sacrum-facere) es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla
a Dios por amor. Es ofrecer a Dios cosas que te cuestan trabajo. A cada uno de
nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si
esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.
4. Haciendo
oración.
Orar es hablar
con Dios, para decirle que lo quieres. Estos días nos ofrecen una oportunidad
especial para hacer oración. Para ello nos podemos ayudar de un buen libro de
meditación para Cuaresma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario